Crítica de la semana, parte III.
Buenas noctimaníacos, esta será mi última entrada de rol, y finalizo haciendo una crítica que me parece bastante interesante. Hoy hablaré sobre el día del trabajador, que se celebrará este sábado 1 de mayo.
El 1 de mayo conmemora una gran huelga obrera en Chicago en 1886, donde se reivindicaba la ley que promulgaba la jornada laboral de ocho horas. Ahora me gustaría hablar de su origen; tiene su origen a finales del siglo XIX, cuando los trabajadores hacían jornadas de 12 a 18 horas en el contexto industrial de grandes fábricas. En Estados Unidos, el movimiento obrero iba creciendo y reclamaba la máxima de “ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio”.
En 1868, el presidente Andrew Johnson aprobó la jornada de ocho horas en la ley Ingersoll para algunos trabajadores como los de obras públicas o los empleados de oficinas laborales, no así para los trabajadores de las fábricas. La ley contó con el rechazo de los patrones y algunos estados establecieron cláusulas que permitían aumentar la jornada laboral. Por ello, la creciente importancia del movimiento obrero se materializó el 1 de mayo de 1886, cuando se convocaron 307 manifestaciones a las que se unieron 88.000 trabajadores en Chicago, en ese momento segunda ciudad más poblada del país.
Las manifestaciones se sucedieron en los siguientes días, pero también los altercados. El 4 de mayo, la Policía asesinó a 8 manifestantes después de que un explosivo hubiese acabado con la vida de 7 miembros de las fuerzas de seguridad. 8 personas fueron detenidas como responsables del suceso y 5 de ellas fueron condenadas a muerte. Son los conocidos como ‘mártires de Chicago’: el tipógrafo George Engel, el carpintero Louis Lingg (quien se suicidó en su celda antes de la horca) y los periodistas Adolf Fischer, Albert Parsons y August Spies.
Fuente: Web El retrato de Hoy.
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